Decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, concordar las palabras con la mente. (Séneca)

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lunes, 20 de agosto de 2012

Hilos rojos

Existe una leyenda china (no es un cuento chino, ¿eh?) que dice que entre dos o más personas que están destinadas a conocerse, existe un hilo rojo que viene con ellas desde su nacimiento y que las une por los dedos meñique. Es invisible y permanece atado a esas dos personas a pesar del tiempo, del lugar y de las circunstancias. Dice también que el hilo puede tensarse o enredarse, pero nunca romperse. Y el que no me crea, que lo busque en San Google. 

Debe ser algo así como el destino, las tres Parcas o como queramos llamarlo. Es curioso darse cuenta de que destino y tejer van de la mano en más de una cultura. (¡Con lo mal que se me da coser!) El caso es que, de alguna misteriosa manera, aquéllos que comparten con cada uno de nosotros nuestro camino en algún momento de la vida, permanecen atados a ella para siempre.

Cierto es que la forma en que estén unidos a nosotros no será la misma para todos. Algunos serán simples conocidos; otros quizá se conviertan en parte de nuestra familia; tal vez unos cuantos sean compañeros de escuela, de trabajo, del equipillo de fútbol de los domingos; muchos serán vecinos. De algunos guardaremos malos recuerdos, quién sabe lo que nos traerá a la mente su memoria. 

Pero lo importante es que los lazos son para siempre. No puedes tirar y romperlos. Por mucho que quieras. Tal vez se harán nudos, se retorcerán o se estirarán. Quizás la maraña de hilos no te deje ver quién estaba (está) al otro lado, pero eso no significa que no esté. Algunas veces lo pienso y me maravillo...

La verdad es que no creo mucho en el destino, quiero decir, no en que todo venga fijado de antemano. Si así fuera, qué vida tan injusta tendríamos, nada dependería de nosotros o de nuestro esfuerzo. Pero independientemente de que esos hilos ya nazcan con nosotros o no, lo que sí creo es que vamos por la vida dejando huellas en los demás, repartiendo cachitos de lo que somos, atándonos de alguna misteriosa manera a quienes se cruzan en nuestro camino. Y de nosotros depende cómo será el hilo que anudemos a cada uno.

Yo tengo muchos hilos importantes. Mi familia, que me quiere y me soporta y me apoya cada segundo de cada minuto de cada hora de mi vida; la primera persona a la que le conté esta leyenda china, a quien quiero como nunca he querido a nadie, pero que eligió separar nuestros caminos; y mi mejor amiga, una persona que escucha con infinita paciencia (pobrecita) todas mis historias, con la que he compartido risas y llantos, que me aconseja siempre que me surgen dudas, existenciales o del montón. Si no fuera por ella, no habría podido levantarme muchas de las veces que me caí.

A ella le dedico este post. Sé que le hará ilusión, incluso puede que casi se le escape una lagrimita (digo "casi" porque es una de las personas más fuertes que he conocido) No diré su nombre, ya que le gusta el anonimato; ella es una persona muy discreta. Así que, simplemente, va por ella. 

Y si lee esto, (que lo hará), que sepa que, por muy plasta que yo me vuelva, y aunque la entren unas ganas tremendas de huir de mí y maldecir el día en que nos conocimos (jaja), el hilo está ahí, así que mala suerte.

Si lo dicen los chinos, será verdad.


3 comentarios:

  1. A mi amiga querida decirle:

    Muchas gracias por todos esos momentos vividos, llenos de risas, alegrias....., y algún que otro desencanto, y por este post, que me llena de orgullo y satisfacción.

    Sabes que te quiero mucho, y cuando seamos viejecitas recordaremos con cariño todas nuestras vivencias compartidas, dicen que remorar las cosas es volver a vivirlas por lo que nos quedará mucho por vivir y disfrutar.

    Gracias por este detalle tan bonito, por emocionarme y por hacerme féliz. El hilo rojo seguirá en nuestras manos y tu en mi corazón.

    Sigue con este proyecto porque lo estás haciendo muy bien, espero que además de deleitarnos te ayude a encontrar tu paz interior, y que calme un poquito tus anhelos.

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  2. Uy, qué susto, porque has dicho "amigA" que si no, con eso de que "le lena de orgullo y satisfacción", pensaría que tienes líos de color rojo con alguien de sangre azul ;)

    No conocía esta leyenda, pero me gusta. Me la apunto como todas las leyendas bonitas y sí, creo que lazos rojos y de oro, y el destino y no que seamos borregos porque también creo en el libre albedrío, pero ¿verdad que a veces parece que repetimos historias como si estuviéramos condenados hasta haberlo hecho bien de una puñetera vez? Es como nuestro día de la marmota. Y luego, tantas coincidencias que jamás pueden ser casualidades...

    Bueno, que me gusta mucho, muchísimo leerte. Que me enrollo y no digo lo importante... ¡Un beso!

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    Respuestas
    1. ¿Líos de color rojo con alguien de sangre azul? ¡Jajajaja! Pero si ya sabéis que yo soy plebeya 100%, que más de barrio no se puede ser :) Y ahora tengo muuuuuchos más hilos rojos que antes, exactamente uno con cada persona que se pasa por aquí y lee las tonterías que escribo. Se siente, estamos atados forever, eso os pasa por aficionaros a la lectura ;)

      Pilar, a mí sí que me gusta leerte. ¡Un besote!

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