Decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, concordar las palabras con la mente. (Séneca)

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sábado, 25 de agosto de 2012

Atascos, vecinos y por qué no pude aguantarme la risa (I)

De verdad, de verdad, de verdad que no debería reírme. Lo sé, no creáis que no. Es de mala educación reírse de los problemas ajenos, eso lo sabe todo el mundo, aquí y en la Cochinchina, pero no lo puedo evitar. Es que anoche fue demasiado. Era una situación tan surrealista, que me fue imposible. Pero empecemos por el principio.

 La historieta que os voy a contar no se puede entender sin mencionar antes de nada que vivo en un sexto, y que mi vecina del cuarto se mudó y desde hace un tiempo alquila su casa. ¿A quién? Pues a nadie en particular, gente que va y viene y a la que no le da tiempo a establecer lazos con ningún otro vecino (hilos rojos, ¿recordáis?) El quid de la cuestión es que vivir en comunidad es muy difícil, y el que piense que esto es una gran chorrada, que se vea la serie La que se avecina, con la que, por cierto, me parto el culo (con perdón) Y como es tan difícil, pues a veces metemos la pata. Hacemos demasiado ruido por la noche, o demasiado ruido por la mañana, o a la hora de la siesta, o tendemos la ropa sin escurrir y mojamos la del vecino de abajo, o qué sé yo, otros mil incumplimientos de lo que comúnmente se conoce como normas de civismo. Y encima, si llegas nuevo a un grupo tan cerrado como lo es un bloque de vecinos, en el que todo quisqui se conoce desde hace años, y sabe de qué pie cojea cada uno, estás en desventaja. Así que es muy fácil meter la pata y cabrear a los demás.

A lo que iba, como este piso se alquila cada dos por tres, pues cada dos por tres llega gente nueva, con costumbres nuevas, y en general, demasiado ruidosas. Así que, los que viven en el piso de debajo, están hasta las pelotas (cada cosa por su nombre).

Bueno, pues anoche la situación explotó: se atascó una bajante. ¿Cuál? ¿Os suenan las Leyes de Murphy? ¿Eso de que la tostada siempre cae por el lado de la mantequilla, o que el teléfono siempre suena cuando nos metemos en la ducha? Pues en el caso particular de las bajantes, el listo de Murphy dice que, de las dos bajantes que hay en los bloques de vecinos, se atascará la del baño. Mierda. Nunca mejor dicho. Y claro, ¿a quién se le inundó el baño? Efectivamente, a los que están hasta las pelotas de los de arriba. Pinta mal, ¿eh?

Yo estaba muy tranquila en mi casa, en pijama, viendo una serie a la que me he enganchado (por cierto, soy muy de series, no sé por qué...), cuando sonaron voces muy altas, discutiendo. Salí al descansillo, me asomé y vi a gente chilllando. Olía a baño, no a baño limpio, sino a baño de bar, que no es por criticar los bares, pero la mayoría tienen ese olor particular, mezcla de pis y desinfectante. Alguien había cortado el agua, además. Sin avisar, con el calor que hacía anoche, por lo menos 30 grados a las once. ¿Y qué hace todo buen vecino que se precie cuando oye jaleo y se aburre? Claaaaaaro, baja a ver qué pasa. Pues eso, que bajé...

En pijama, recordad. Zapatillas de estar por casa. Melenaza recogida en un moño de esos que te haces cuando piensas que pa'qué peinarse, si total estás en casita y nadie te va a ver (craso error, está claro...) Con estas pintas aparecí yo en la puerta de mi pobre vecina inundada, pero no era la única que estaba allí ni la última que llegaría...

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