En mi familia tenemos un vicio. Lo bueno de nuestro vicio es que no es destructivo, ni para el bolsillo ni para la salud. Lo malo es que lo tenemos presente a cada momento, no hay un segundo de respiro con esta adicción. Y lo puso de moda mi madre, así que cada vez que vemos una peli americana doblada al castellano, ella suelta la pregunta de siempre: Ay, ¿de quién es esa voz...?