Decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, concordar las palabras con la mente. (Séneca)

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miércoles, 6 de junio de 2012

Me contradigo (me han dicho)

Eso me dijo un amigo hace poco. Debe ser que yo le había entendido mal. Estábamos hablando de la vida y esas cosas, pero nada filosófico, no os penséis, y, cómo no, salió el tema de los amores. Bueno, más que de los amores, de cómo prevenir un poco el dolor de corazón, tanto el emocional como el físico, porque lo de que te lo han roto, doy fe de que a veces lo sientes como literal.

En fin, que estábamos hablando de ello, y él, que ha reflexionado mucho sobre el asunto, y que es una persona muy práctica, me dijo: "Yo creo que el secreto es diversificar". Sonaba a estrategia de marketing, pero creo que le entendí. O eso me pareció.

Creí entenderle que hay que tener varios puntos de anclaje en tu vida, como las tiendas de camping, y además, no todos en el mismo lado, que si no, sopla una brisita de ná y a tomar por saco el lado norte de la tienda (o el este, o el sur, qué más da si no me gusta el campo...). Quiero decir, que es bueno y necesario encontrar cosas distintas que te interesen, tener hobbies, un trabajo (y, a ser posible, que te encante) y tratar de que tu vida no dependa de un solo aspecto, ni de una sola persona, a menos que esa persona seas tú. Que cuando creas que tu mundo se viene abajo porque aquél a quien quieres se va, que tengas algo a lo que agarrarte y te saque de la cama, del sillón o de dondequiera te hayas escondido. Que tengas un motor (o varios) de repuesto. Incluso mejor: que el principal motor seas tú. 

Por eso, me puse a buscar cosas que me gustan: música, algo que leer, algo que me haga reír, y a compartirlo con los demás (tonta de mí, eso me pasa por compartir) En el mismo día, había encontrado varias frases de un taller filosófico (y no es que yo sea una intelectual, ni mucho menos...), y había visto unas fotos de unos hombretones estupendos que me habían alegrado la vista (nada de tendencias demasiado picantonas, todo muy light, pero con los músculos en su sitio y bien visibles...ejem). Total, que lo compartí. Y claro, lo vio mi amigo.

¿Entonces? Pues me dijo que qué pintaba una cosa con otra. Yo, muy inocente, le contesté que, siguiendo sus sabios consejos, estaba diversificando mis intereses. Y él me contestó que, no, no y no, que una cosa era diversificar, y otra muy distinta, contradecirse.

A lo que ahora yo me pregunto: ¿desde cuándo un cuerpo escultural se contradice con el cultivo de la mente? ¿No era cierto eso de men sana in corpore sano? Definitivamente, yo ya no entiendo nada...

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