He puesto un argentino en mi vida. Bueno, quien dice en mi vida, dice un ratito aquí y otro allá. Una cena, unas copitas, un teatro. Cuando hablo de estas cosas con mi madre (poco y sólo cuando me acorrala con su preocupación maternal), ella se imagina un novio formal, una mudanza a tierras lejanas y muchos llantos en el aeropuerto. Las cosas no son así ahora, la digo, pero ella es una romántica de la vieja escuela...