Hay veces que llega el final de algo y me pongo sentimental. Me pasa con las vacaciones, con los buenos libros, con los amigos que se van, con los novios que también se van, y con el tiramisú, que me vuelve loca. Y eso que no soy de postres. Me viene entonces como un flashback, y veo todo aquello que fue, pero en versión resumida, tipo diapositivas del PowerPoint...