Decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, concordar las palabras con la mente. (Séneca)

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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Karma

Hubo una época en que llevaba mochila, me ponía la carpeta en el pecho y decía "Jo, tía". Por aquel entonces, todavía no había Whatsapp y se bailaban las canciones de King África en la discoteca. Vaya marcha, ¿eh? Recuerdo que me sentaba la primera en clase, muy empollona yo, y que me gustaba un amigo mío muuuuuy guapo que iba para bombero y no sé qué hizo al final, algo de delineante, creo recordar. Qué tiempos... Y recuerdo lo mucho que sufrí con una asignatura en especial, la dichosa física, ésa de los dos trenes que salen siempre de Barcelona y de Madrid en sentidos contrarios, y de los que había que averiguar dónde leches se encontraban, que digo yo que pa'qué narices había que calcularlo, que a mí me gusta viajar y no me preocupo de dónde me cruzo con el Cercanías que viene en la otra dirección... Qué manía la cogí, por Dios.

Pues haciendo memoria de todo esto, me he acordado de un señor muy famoso, al que, por cierto, un alumno que tuve le odiaba (por algo sería) Un tal Newton (mi alumno no, el señor ése) Que luego se convirtió en Sir. El de la peluca, exacto. Resulta que en aquellos años de adolescencia y tontuna (van siempre de la mano), me contaban en el insti que este señor había enunciado 3 leyes muy importantes, además de habérsele caído en la cabeza una manzana por estar debajo de un árbol (un manzano, claro), y haber llegado a la conclusión de que hay una cosa que se llama gravedad. Fíjate tú. Pues eso, que Newton afirmó 3 cositas que había que estudiarse: algo sobre que te empeñas en seguir quieto o sin acelerar si nada ni nadie te lo impide; algo sobre que la fuerza está relacionada con lo que pesas y lo rápido que vas, y por último, que si haces algo, ocurre algo. Vale, dicho así, esto parece de andar por casa, lo pongo en palabras científicas si queréis (copio y pego, no os penséis que me lo sé de memoria...): Ley de inercia, Ley de fuerza, y Ley de acción-reacción. ¿A qué venía todo esto? Es que me pongo, me pongo, y me desvío del tema. Ah, sí, ya me acuerdo.

Resulta que el otro día, un amigo me dijo que es feliz. "Yo ej que zoy un tío feliz" (es andaluz, y con un acentazo cerradísimo) Y claro, alguien te dice que es feliz, y ya empiezas a pensar en sus motivos: tendrá mucho dinero, o no lo tenía pero le ha tocado la lotería, tendrá un trabajo de prestigio, o una novia que le ame como loca, o ligará día sí y día también... Esas cosas que se supone que te hacen feliz. Así que, los que estábamos escuchándole, esperábamos ansiosos sus motivos de felicidad. Y va y nos dice: "Yo ej que creo en el Karma". Ostras. La cosa pintaba bien. Él prosiguió: "Zí, ezo de que, zi haces cozas buenas, la vida te devuelve cozas buenas" (Perdonad mis faltas en andaluz, es que ni lo hablo, ni lo escribo, jaja) 

No sé vosotros, pero que una persona hecha y derecha, vivida ya, crea en esto tan bonito, me da mucha esperanza. Me hace creer en la Humanidad. Y este amigo lo decía convencido. Y sonreía. Así que sus palabras me llegaron, fue como cuando estás ensimismado y alguien te da una colleja y te devuelve a la realidad, o como cuando se te enciende una bombilla y de repente ves algo más claro, no sé. Un momento especial, de esos que se te quedan grabados.

Total, que he buscado la palabra Karma en mi gran amiga la Wikipedia (¿y qué hacía yo cuando no existía este cacharro...?), y me he enterado de que se trata de una "ley cósmica de  retribución, o de causa y efecto". En palabras de alguien de barrio como yo: lo que hacemos, decimos o pensamos son las causas de lo que nos sucede y de en qué nos convertimos. Causa y efecto. Acción y reacción. ¿Veis por dónde iba al principio? Entonces, si haces, dices o piensas cosas buenas, te ocurrirán cosas buenas. No siempre, pero mayoritariamente sí, supongo. Sembrar y recoger, dicen.

La verdad es que cuesta creerlo. Anda que no ha habido veces que, siendo una persona legal y buena, te han dado una puñalada por la espalda, ¿no? Supongo que siempre hay excepciones, no todo es perfecto. Es mi única explicación al respecto. Bueno, ésa y la de que también hay que entrenarse en esto del Karma, que no nos va a salir bien a la primera, que hay que dedicarle horas y no venirse abajo por un revés cósmico. Y si eso no nos consuela, siempre podemos pensar que, al que nos haya devuelto una puñalada, le espera una reencarnación un pelín desagradable, seguro. Porque el Karma no perdona, que también lo he leído. Resulta que todo lo que hacemos se guarda, como en un disco duro, y en algún momento, alguien (o algo, no sé), mira la balanza que has dejado y decide equilibrarla. Que nadie se va de rositas, vamos.

Así que, cada vez que alguien me recuerde al señor Newton y a su Ley de acción-reacción, yo pensaré en mi amigo andaluz, en su cara de felicidad, y en que ahora resulta que si dos trenes salen de Barcelona y Madrid, todo eso tiene que ver con el Karma. Cosas de la vida...




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