Dicen que los niños, los locos y los borrachos no mienten. De los niños, doy fe. Incluso de los adolescentes. Bueno, no es que te digan siempre la verdad, pero más de una vez me ha sorprendido lo sinceros que son sobre aspectos que ni me habría imaginado. Con los locos no tengo tanta experiencia, pero creo que a veces dan en el clavo con una precisión asombrosa. Y sobre los borrachos, he descubierto que en ocasiones el alcohol es como el suero de la verdad...
Con lo marchosa que yo soy, que piso una discoteca y no hay quien me eche, he sido testigo de muchas cosas. Algunas absurdas, muy absurdas, como aquel tío que entró en calzones a la disco. Otras que recuerdo con especial cariño, como el torero que me cortejó y que quizá me hubiera convertido en terrateniente y bailaora de sevillanas. He conocido gente de todo tipo y condición, muchos de ellos muy frikis, y otros con un corazón que no les cabe en el pecho. Y de lo que me he dado cuenta hace poquito es de que unas copichuelas de más ayudan a algunos a sincerarse. Como si la sobriedad les atara la lengua y el alcohol la desatara.
No me gusta el alcohol, no sé si lo he dicho alguna vez. No bebo ni una gota, de ningún tipo, hay algo en su olor que me revuelve el estómago. Debo de ser de las pocas personas que paga las Coca-Colas a precio de oro, que es lo que te cobran por una cuando sales de marcha. Pero muy de vez en cuando, casi por casualidad, escuchas a alguien un poco piripi y suelta alguna perlita. Sobre sí mismo o sobre la vida en general, en plan filosófico. Ya me pasó hace un tiempo, cuando un amigo me dijo no sé qué del karma y de ser feliz. Pues el otro día fui testigo de una conversación de ésas que dejan huella, no se sabe muy bien por qué...
Saliendo de la discoteca, surgió el tema de las parejas, cómo no. Había por allí un chaval con alguna copa de más y muchas ganas de hablar. Mi amiga, muy interesada en las conversaciones éstas y en la parte psicológica del asunto, ahí que se puso a investigar. Yo mientras sólo pensaba en largarme a dormir, que me dolían mucho los pies. Reconozco que cuando estoy cansada soy un poco borde. Total, que nos quedamos charlando un rato y el tío nos habló de su vida, y nos dijo que sólo se había enamorado una vez. Que el resto no había sido (ni era) amor. Que si estaba saliendo con alguien y conocía a otra que le gustaba más, no se privaba de pasar un buen rato, porque si no sería un hipócrita. Toma ya. Que había muchas mujeres casadas que eran infieles. Que las parejas se separaban siempre por terceras personas. Y que si te ponían los cuernos, tenías que ponerlos tú también y así al menos llegar al empate. Puf. Tanta información y yo tan dormida...
Mi amiga y yo alucinando, claro.Y de camino a casa, nuestra conclusión fue que este chaval estaba muy perdido. Bueno, a mí es que me cae mal y dije de él cosas peores, pero acepto también lo de que no encuentra su camino, vaaaaaale. Y entonces salió el tema de que el curro te condiciona. O tú condicionas tu trabajo. O ambas. Porque este chaval tiene un trabajo en el que es testigo de lo peor del ser humano. Y claro, estar rodeado de gente así no facilita tus relaciones con los demás. O quizás él ya era así y por eso eligió ese trabajo. Huevo o gallina, ni idea de qué fue antes...
Reconozco que no soy la persona más optimista del mundo. Que últimamente he perdido un poquito de mi fe en ciertas cosas. Una vez le dije a aquella persona que quise que tenía mucha fe en él y siempre la tendría. Estaba equivocada. Él me decepcionó y toda la fe que tenía en su persona se evaporó. Pero tengo un trabajo en el que veo mucha bondad, y eso compensa la mala gente que pueda llegar a conocer. Mi trabajo consiste en sembrar, y el de este chico en quitar las malas hierbas. Claro que lo que haces condiciona lo que eres. Y mucho.
Total, que no comparto sus opiniones. Que vale que enamorarse es difícil, muy difícil. Pero si salgo con alguien es porque me gusta, y no, respetar a esa persona no es ser un hipócrita. Que vale que hay mucha gente infiel, pero la fidelidad existe. Que las parejas no siempre se separan por terceras personas, simplemente hay veces que quererse no es suficiente. Y que eso de empatar en sufrimiento no tiene sentido, que cuando has querido o has tenido cariño a alguien, no quieres empatar en lágrimas.
No sé si este chico lo llegará a entender. Quizá no esté predispuesto a enamorarse; quizá no se da cuenta de que a veces hay que saber buscar para encontrar. O tal vez fueron las copitas de más, que le nublaron el juicio. Pero ojalá encuentre a esa persona que un día le haga ver lo bueno que nos rodea. Siempre hay un roto para un descosido...
Saliendo de la discoteca, surgió el tema de las parejas, cómo no. Había por allí un chaval con alguna copa de más y muchas ganas de hablar. Mi amiga, muy interesada en las conversaciones éstas y en la parte psicológica del asunto, ahí que se puso a investigar. Yo mientras sólo pensaba en largarme a dormir, que me dolían mucho los pies. Reconozco que cuando estoy cansada soy un poco borde. Total, que nos quedamos charlando un rato y el tío nos habló de su vida, y nos dijo que sólo se había enamorado una vez. Que el resto no había sido (ni era) amor. Que si estaba saliendo con alguien y conocía a otra que le gustaba más, no se privaba de pasar un buen rato, porque si no sería un hipócrita. Toma ya. Que había muchas mujeres casadas que eran infieles. Que las parejas se separaban siempre por terceras personas. Y que si te ponían los cuernos, tenías que ponerlos tú también y así al menos llegar al empate. Puf. Tanta información y yo tan dormida...
Mi amiga y yo alucinando, claro.Y de camino a casa, nuestra conclusión fue que este chaval estaba muy perdido. Bueno, a mí es que me cae mal y dije de él cosas peores, pero acepto también lo de que no encuentra su camino, vaaaaaale. Y entonces salió el tema de que el curro te condiciona. O tú condicionas tu trabajo. O ambas. Porque este chaval tiene un trabajo en el que es testigo de lo peor del ser humano. Y claro, estar rodeado de gente así no facilita tus relaciones con los demás. O quizás él ya era así y por eso eligió ese trabajo. Huevo o gallina, ni idea de qué fue antes...
Reconozco que no soy la persona más optimista del mundo. Que últimamente he perdido un poquito de mi fe en ciertas cosas. Una vez le dije a aquella persona que quise que tenía mucha fe en él y siempre la tendría. Estaba equivocada. Él me decepcionó y toda la fe que tenía en su persona se evaporó. Pero tengo un trabajo en el que veo mucha bondad, y eso compensa la mala gente que pueda llegar a conocer. Mi trabajo consiste en sembrar, y el de este chico en quitar las malas hierbas. Claro que lo que haces condiciona lo que eres. Y mucho.
Total, que no comparto sus opiniones. Que vale que enamorarse es difícil, muy difícil. Pero si salgo con alguien es porque me gusta, y no, respetar a esa persona no es ser un hipócrita. Que vale que hay mucha gente infiel, pero la fidelidad existe. Que las parejas no siempre se separan por terceras personas, simplemente hay veces que quererse no es suficiente. Y que eso de empatar en sufrimiento no tiene sentido, que cuando has querido o has tenido cariño a alguien, no quieres empatar en lágrimas.
No sé si este chico lo llegará a entender. Quizá no esté predispuesto a enamorarse; quizá no se da cuenta de que a veces hay que saber buscar para encontrar. O tal vez fueron las copitas de más, que le nublaron el juicio. Pero ojalá encuentre a esa persona que un día le haga ver lo bueno que nos rodea. Siempre hay un roto para un descosido...
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