Decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, concordar las palabras con la mente. (Séneca)

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sábado, 2 de marzo de 2013

Cómo ser un tirano con acné.

Llevo poco tiempo en mi profesión. De profe, quiero decir, porque en lo que es el mundillo blogger llevo mucho menos. Novatilla por partida doble. Cinco años van ya con la tiza. Y es completamente vocacional, soy una persona muy afortunada, ya lo he dicho alguna vez. Tomo nota y otro día hablo de la vocación, que es un tema que me chifla. Ya, ya lo sé, chiflada es una palabra que me describe muy bien...

Todas las profesiones tienen sus anécdotas. Y lo dice una servidora, que es hija de taxista, y ha oído a su señor padre contar cómo una vez una gitana quiso pagarle con un queso. O cómo un día tuvo que guiar a un coche de novios para llegar a la iglesia. Nunca se sabe cuándo el amor necesitará una ayudita... Pues nada, que el mundo profe también es una fuente inagotable de anécdotas. Recuerdo como si fuera ayer mismo cuando un alumno me soltó: "¡Venga, profe, qué tendrán que ver las pechugas con las merinas!" Palabrita del  Niño Jesús. O cuando otro de mis alumnos salió a la pizarra en calcetines, sin zapatillas. Que las tenía mojadas, me dijo con toda la naturalidad del mundo. Y si se las dejaba puestas, se resfriaba. Claaaaaaro. Imaginaos mi cara...

En mis escasos años de experiencia profesional, he vivido momentos felices, y otros no tanto. He tenido alumnos excelentes, y otros muy difíciles de llevar, pero creo que casi siempre ha habido feeling. En general nos caemos bien. Y eso es ya un logro en sí mismo, no os vayáis a creer. Porque, a pesar de que hay gente que dice eso de yo vengo aquí a enseñar, y ellos a estudiar y aprender, sin una buena relación entre las dos partes, la comunicación se interrumpe. Al público hay que ganárselo, como en el teatro. Ésa es una de las claves.

Suele pasar una cosa con los chavales problemáticos. Muchas veces, su situación personal es tan desastrosa que lo que buscan es alguien que se preocupe. Y resulta que si les das un poquito de apoyo y comprensión, te cogen cariño. Yo he sido testigo de familias completamente destrozadas, con niños y adolescentes que prácticamente no tenían a nadie a quien acudir. He llorado con algún caso, por qué no decirlo, y compañeros míos muy sabios me decían que durante los primeros años de profesión querría adoptar a más de uno. Pero todos sabemos que eso no puede ser, y se sufre mucho.

El caso es que también me he encontrado lo contrario: chavales con padres que les han dado todo, y no valoran nada. Adolescentes con armarios a rebosar de ropa de marca, móviles última generación, Play3, 4 y lo que haga falta, que no dan ni chapa en casa, ni por supuesto, en clase. Les preguntas cosas como qué vas a hacer en la vida, y te dicen que trabajar con sus padres en el negocio familiar. Así, sin saber hacer la o con un canuto. Y lo peor es que están convencidos. Criaturicas, en qué burbuja viven, no lo consigo entender...

Lo peor de todo no es que vivan en su mundo de ilusión y caprichitos, lo peor es que han llegado a convencerse de que la humanidad está ahí para complacerles. Que se creen con todo el derecho de tumbarse a la bartola y que sus padres les sirvan. "Y si me echáis de casa, os denuncio", he llegado a oír. Tiranos con acné, ésa es la cruda realidad.

Le he dado muchas vueltas a esto, y reconozco que no soy muy optimista. Cómo convencer a un chaval de 16 años de la importancia del esfuerzo, cuando toda su vida le han tratado a cuerpo de rey sin dar un palo al agua. Cómo hacer que vea que tiene que hacer los deberes y estudiar, cuando en su casa no hace ni su cama. A veces me desespero, se siente una gran impotencia, os lo aseguro.

Por eso, cada vez me doy más cuenta de que la educación lo es todo. Y no sólo eso del Teorema de Pitágoras o el complemento directo. La educación que te da tu familia, esté formada por quien esté formada. Yo soy de clase obrera, de padres obreros, y siempre me han inculcado la importancia del esfuerzo y de las cosas bien hechas; el afán de superación, el orgullo que se siente cuando haces algo tú solo. Eso es la base del desarrollo como persona.

Espero que esos tiranos con acné se den cuenta algún día, de verdad. Debe ser muy triste vivir sin la ilusión de evolucionar y mejorar. Sólo espero que cuando me llegue el momento de ser madre, si es que llega, sepa cómo hacerlo bien. Sin duda, la tarea más difícil del mundo...






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