Decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, concordar las palabras con la mente. (Séneca)

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viernes, 12 de octubre de 2012

Correr es sexy

Resulta que ahora hago footing. Bueno, footing no, que esa palabra dicen los ingleses que no existe. Hago jogging, o running; vamos, que salgo a correr. Y teniendo en cuenta que llevaba unos cinco años sin hacer deporte ni medio en serio, es un gran logro. No, no, ahora que lo pienso, sí he hecho deporte medio en serio no hace mucho. Pero claro, llamar deporte a apuntarme al gimnasio y pisarlo seis veces en dos meses, me parece echarle demasiado morro. Posiblemente ha sido el paso más fugaz de todos los tiempos por un gimnasio. Visto y no visto...
 

A lo que iba. Que ahora corro. Despacito y con calma, eso sí. Es que me han dicho que los principiantes debemos ser prudentes, y a mí, prudencia me sobra. Me he comprado unas zapatillas y todo, de esas de profesional del atletismo. Debo admitir que es la primera vez en mi vida que voy a una tienda de deportes y pido unas "zapatillas para correr". Ni siquiera sabía muy bien si había que pedirlas así. ¿Debería haber dicho "dame unas zapatillas para hacer running"? No sé, el caso es que el dependiente no se rió en mi cara, y con eso me basta. También me he hecho un calendario en el que apunto qué días salgo y cuánto tiempo corro cada día. Porque, para los que seáis vaguetes como yo, que sepáis que lo mejor de salir a correr es llegar a casa y marcar ese glorioso día en rojo. En ese momento, te sientes completamente satisfecho de ti mismo. "Podía haberme quedado en casa haciendo zapping, pero no, he salido a correr. Soy un crack." Eso es lo que me viene a mí a la mente, fijaos qué espíritu deportivo tengo... En mi defensa he de decir que yo antes no era así, siempre me ha gustado hacer ejercicio y otro día hablaré de ello, ya veréis, ya... 

En fin. Tuve que buscar un recorrido adecuado a esto de correr, porque resulta que las calles "normales", con sus aceras, sus pasos de cebra, sus semáforos y sus niños correteando de un lado a otro no son las más apropiadas. Algunas son estrechas, otras son demasiado cortas, la gente se te pone en medio, pisas cacas de perro, te tienes que parar cada dos por tres... Así no es plan. Total, que mejor elegir un sitio más tranquilo, donde puedas dar rienda suelta a tus ligeros pies, llámalo parque, descampado, o en mi caso, polígono industrial, que soy de barrio.

Pues llevo ya más de un mes, y me lleno de orgullo y satisfacción a mí misma (siempre lo he querido decir, jaja) A veces no me apetece lo más mínimo, he de admitirlo, no soy ninguna atleta de élite. Pero también es verdad que me divierte un poquito. No como para decir que me parto el culo corriendo (de la risa, se entiende), pero sí que le estoy pillando un poco el gustillo. Me llevo mi Mp3 (¿o es 4? No los distingo...) y me pongo a escuchar las canciones más cañeras que tengo. Porque sí, en efecto, hay canciones mejores que otras para correr. Es más, si pones "canciones para correr" en Youtube, aparecen 5390 resultados (aproximadamente), y resulta que hay gente que se ha montado sus propios recopilatorios y todo. Tooooooma ya. Estoy descubriendo un nuevo mundo...

A lo que iba, que me disperso. Por si alguien no se había dado cuenta: correr es sexy. Está comprobado científicamente, y con esto me refiero a que lo he experimentado en mis propias carnes. La cosa es la siguiente: imagínate que quedas para salir de marcha. Te pones guapísima, despampanante: tu mejor modelito, maquillada como en un anuncio, peinada y requetepeinada, tacones que te hacen odiar cada paso que das, colonia de 60 € (mínimo) el frasquito... Vamos, que sólo te falta decir eso de porque yo lo valgo. Y sales a quemar la noche. Ligoteo a tope. Pero resulta que no ligas nada. Algo incomprensible, porque estás que lo rompes. ¿La vida es un misterio? Pues no te sé decir, pero el caso es que haciendo deporte, la cosa cambia.

Resulta que te plantas el chándal, las zapatillas y la coleta, das cuatro o cinco gráciles zancadas por la calle, y se gira a mirarte to'quisqui. Sin causa aparente. Hay quienes te miran con sorpresa. Parece que estén pensando que no han visto nada más raro en su vida, como si fueras una rana con pelo. "Mírala, hace deporte" "Ohhhhhhh". Algunas personas se hacen a un lado cuando se cruzan contigo, no vaya a ser que con tu velocidad supersónica te los lleves por delante. "Ahí viene, veloz como un galgo..." También hay quien te observa con cierta envidia. "Fíjate, ella, que tiene tiempo para hacer ejercicio. Yo, porque no lo tengo, que si no..." Y luego están los comentarios que prueban lo sexy que es correr. Desde el típico "Heeeeeeeeeeeey" (el significado o el objetivo de esta expresión sigue siendo un misterio...), hasta el ya clásico "¡¡¡que no me entere yo que ese culito pasa hambre!!!", todos ellos exclamados desde la seguridad que ofrece el interior de un coche, cuando pasa por tu lado mientras vas con un pulmón fuera.

Así es como me he dado cuenta de lo sexy que es correr. Nunca habría dicho que el estar sudorosa, despeinada y roja como un tomate provocaría miradas (y comentarios) de aprobación, fíjate tú. Yo, que solía pensar que aseaditos y bien peinados gustamos más, ahora voy y me entero de que lo que mola son las "zapatillas para correr" y el brincar sudoroso/a de un lado para otro. Serán las feromonas...




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